domingo, 18 de marzo de 2012

Victoria


Esta vez Victoria estaba en una misión diferente, fuera de la realidad, pues se enfrentaba a un enemigo que era capaz de transformar la realidad por otra alternativa. Ya empezada la misión, después de un enfrentamiento en las calles de la ciudad donde hubo una gran persecución y donde la agente hizo gala de sus habilidades, de repente hubo una gran explosión en un edificio. Victoria y sus colegas tuvieron que huir ante la cercanía de la explosión y de repente todo se volvió oscuro. Ella despertó en un bosque oscuro, donde no había nada más que naturaleza virgen, el olor vegetal la embriago cuando se despertó.

Ella estaba vestido diferente, no con su uniforme policíaco sino con un curioso vestuario forestal, parecía una duende o un elfo o algo parecido, pues llevaba una falda corta y unas botas de cuero, y una especie de camisa sofisticada que dejaba ver su bien formada cintura por el entrenamiento policíaco. Llevaba también accesorios como anillos, muñequeras y unos aretes de piedras como si fueras una especie de princesa elfo o algo así. El enemigo sí que era poderoso, y pensó que al menos se veía bien. Ya no tenía armas, y en su lugar tenía unos artefactos extraños, una especie de varita y una especie de bastón.

Ella caminó inspeccionando el lugar, estaba en una especie de claro del bosque y alrededor se veía oscuro.

Un monstruo salió al encuentro, enorme, como un tigre - dinosaurio feroz y ruidoso, sus fauces se dirigían a la agente, aparentemente dócil y pequeña, que rápido extendió su mano dejando que una ráfaga de poder golpeara al monstruo, dejándolo muerto.

Sólo caminó y caminó, pero no parecía llegar a ningún lado, como si estuviera en un laberinto de árboles. Parecía que esta vez ella tendría que usar más sus poderes.

Todo sucedió muy rápido, primero salieron varios monstruos enormes, tan grandes como los árboles, al menos para Victoria así se veían, y justo antes de usar su poder, una poderosa lanza luminosa se clavo en el suelo a pocos metros de la muchacha. Esta lanza inhibió los poderes de la agente, y ella ya no pudo matar ni dañar a los monstruos… Indefensa, la pequeña Victoria echó a correr, escondiéndose entre los árboles y burlando las fauces de los monstruos.

Finalmente llegó a la varita y la destruyó, ésta pareció atacarla, pues electrocutó a la chica derribándola. Los monstruos la vieron y justo antes de que los dientes se clavaran en ella, ella lanzó un poder. Ella sujetó las fauces del poderoso monstruo y las cerró, luego pateó al otro monstruo mientras esquivaba las mordidas del otro. El poder había funcionado, y ahora ella era igual de poderosa que ellos, pues había aumentado su estatura de forma que fuera más alta y grande que ellos. De hecho los árboles eran más bajos que ella y rápidamente, en medio del ataque, pudo ver a lo lejos unas colinas con luces, eran unas pequeñas casas. Acto seguido, sujetó a otro monstruo y lo aventó contra el suelo, aún siendo ella grande, ellos eran muy fuertes. Ella intentó usar un poder para matarlo, pero no pudo, otra vez no tenía poderes. El enfrentamiento continuó, por lo que ella decidió correr. Sus gigantescos pasos abarcaban varios metros, pero los monstruos la seguían igual de veloces. Los árboles les pasaban de lado. Siguió intentando con sus poderes, pero no funcionaban. Intentó hacerse más alta, pero no pude, sólo siguió corriendo a toda velocidad.

Las casas habían parecido muy distantes, pero Victoria se encontró con la sorpresa que había llegado justo donde estaban ellas. Y había traído a unos malos acompañantes. Se paró en seco enfrente de la pequeña villa, que para Victoria parecía una maqueta escolar, pues las casas le llegaban abajo de la rodilla. La gente de la aldea la miró atónita, y cuando los monstruos llegaron la pequeña gente huyó, los monstruos también eran gigantescos. Victoria corrió lejos de la villa para que los animales la siguieran, pero ellos parecieron haberse interesado más por la villa y por la pequeña e indefensa gente. Victoria fue a defenderla y se enfrentó contra los monstruos con lo que sabía de artes marciales.

Los monstruos no cedían, los golpeaba y los golpeaba y no podía matarlos. Eran tres monstruos, que intentaban atacar a Victoria para cumplir su objetivo verdadero, que era entrar a la villa. Desgraciadamente Victoria se cansó y un monstruo entro a la villa, por lo que Victoria tuvo que arremeter contra él y derribarlo. Sacó al monstruo de la villa pero ella casi pisa dos casas y rozó un edificio cuyo techo daño con sus tobillos. La diminuta gente debería estar aterrorizada adentro de sus casas, y ella se estaba mostrando débil, por lo que se concentró lo más que pudo y destruyó a los monstruos con un increíble poder, los monstruos salieron disparados hacia el bosque, muertos, la explosión del poder de Victoria se escuchó como mil truenos, pero logró su objetivo.

La fuerza había sido tal, que Victoria terminó exhausta y salió de la villa para recostarse. La fuerza había sido tanta que incluso Victoria había crecido unos metros más, así que cayó al pasto de la villa, y se durmió

Victoria ya no tenía poderes, no lo sabía pero cuando despertó y vio que la multitud de habitantes de la villa rodeaba su gigantesco cuerpo, no pudo encogerse a tamaño normal, no pudo hacer nada, había gastado todas sus fuerzas en destruir a los monstruos, y por lo pronto no podía hacer nada más. La gente se alejó cuando ella despertó, pues era en verdad grande y aunque estaban agradecidos con ella, seguía siendo desconocida. Se sentó y miró a la gentecita, les dijo: "Lo siento, discúlpenme, no quise hacer nada de esto" "Nos salvaste" contestó una voz por un altavoz. ¿"Cuál es tu nombre giganta"? "¿De dónde vienes?" La chica se levantó, imponiendo su estatura haciendo que la gente retrocediera lo más que pudo. "Soy Victoria, y vengo de la ciudad, no sé porqué estoy aquí"

La gente le ofreció comida y bebida, la llevaron a un lago a la que Victoria llegaba en sólo un par de pasos para que bebiera y se refrescara, le dijeron que había matado a unos monstruos a los que se les tenía que hacer muchos ofrecimientos para que no se los comieran. Ella era tan grande que el edificio más grande de la villa llegaba a sus rodillas, y no podían ofrecerle más comodidad que una gigantesca cama hecha de hojas de árboles que le construyeron.

La gente le dijo que ella era muy poderosa, que seguramente podría aplastar a cualquier enemigo, como aquel que vivía en un castillo en lo más lejano del espeso bosque, atrás de las montañas. Ella les explicó que aunque para ellos ella era muy grande y fuerte, seguramente no le bastaría eso para vencer a nadie, ya que estaba en un mundo desconocido y si no había podido vencer a unos monstruos sin quedarse sin poderes, no podría vencer a un verdadero enemigo, poderoso e inteligente.

La giganta se quedó unos días más en esa villa, y pronto partió hacia donde el castillo. Frecuentemente intentaba usar poderes pero no podía, pensó que había sido un alivio quedarse de ese gran tamaño. Caminó y caminó entre los árboles que llegaban a su cintura, era como caminar entre un mar de árboles, y no tuvo compañía por varios días. Bebía agua de los lagos, y comía pedazos de árboles y miles y miles de hongos que tomaba del suelo, muy nutridos, y que conseguía arrancando una enorme cantidad de tierra con hongos. No sabían tan mal, y la mantenían fuerte. Muy pronto vio otra villa, más grande que la anterior, y decidió visitarla pero no fue bien recibida, un ejército salió a recibirla con una nube de flechas y disparos que, si bien sólo le hicieron cosquillas en las rodillas, no la hicieron sentir bien. Victoria ignoró la agresividad de la gente y, sabiéndose mucho más poderosa, entro a la villa caminando entre ella, viendo si podía encontrar algo útil.

La gente huía y se metía a sus casas, las que Victoria fácilmente hubiera podido arrancar del piso. Pensó que sería una villa descortés e inútil, así que se dispuso a irse, cuidadosamente caminó fuera de la villa para no pisar ni dañar nada. Pero entonces, un enorme rayó golpeó la villa, destrozando casas enteras. La gente gritó despavorida, y Victoria simplemente vio como hordas de gente corrían fuera de la villa. Ella se concentró pues tendría que pelear al parecer. Más rayos golpearon la villa, y guiaron a la gente a huir hacia Victoria. Victoria vio como ríos de gente pasaban entre sus pies, aparentemente le habían perdido el miedo.

domingo, 11 de marzo de 2012

Maravilla


El mágico don que puede convidar a tu futura pareja a despertar sus sentimientos más nobles y puros no surge solo de tu agraciado físico, En un mostrarte como realmente eres. Ese don construye su imperio en el valle donde las miradas cómplices y transparentes realzan su admiración e invitan a la confianza, donde las sonrisas dulces y abiertas acarician el ego del ser amado, donde las palabras y los hechos miman la fuerza del querer, donde los besos y los abrazos convidan a las pasiones para ridiculizar su fuerza al mostrarles el verdadero poderío del amor, de la unión de dos corazones para convertirse en uno solo.

Soy libre para amar, soy libre para soñar y de mi potestad debe nacer el poder de elegir que ilusiones pueden emocionarme y que ideales deben motivarme.

Las únicas verdades absolutas residen en la ciencia y no se puede discutir sobre percepciones cuando la mayoría de las cosas que vivimos, sentimos o argumentamos por naturaleza no pueden dejar de nadar en la asombrosa charca donde la relatividad nos mancha con la diversidad.

No podemos derrumbar aquellos sobrios pilares que aguantan nuestro existir y lo embellecen porque en su maltrato nos maltratamos a nosotros mismos y en su deshecho nos desechamos.

Porqué soñar no está prohibido y de nuestras ilusiones a nadie debemos rendir cuentas, pues a nadie dañan y son y seguirán siendo, y a Dios doy gracias, las canciones más bellas con que nuestra alma arrulla nuestras fuerzas de vivir y nuestras esperanzas en el porvenir.

En el brillo de una estrella fugaz, aunque sea de otra galaxia, podemos hallar una ilusión, un anhelo que puede iluminarnos toda una vida.

Pero está escrito en los designios de cualquier vida, por muy maravillosa que figure, que en la conquista del todo no debe esconderse la patente de la felicidad. Y en demasiadas ocasiones los aparentes éxitos terminan concluyendo en rotundos fracasos. Porque para aquellos que no se conforman con tener, para aquellos que buscan algo más que vivir acaba teniendo más importancia sentir que poseer.

La vida enseña que cuando uno quiere alejar la percepción de algo no deseado muchas veces la oscuridad acaba escondiendo aquellas razones que pretenden empujarnos hacia ello.

Lloran las almas al perder el hogar de sus sostenes y en el rostro de los desamparados se dibujan aquellas invisibles lágrimas que fluyen del triste corazón hacia el purgatorio donde las fracturas intentan soldarse y acaban por quebrarse. Lloran los hombres incapaces de aceptar aquellas condenas que en la suerte se conjuran para producir radicales mutaciones en los aparentes cobijos de su bienestar. Lloran los hombres el silencioso e invisible llanto que de la incapacidad mana y camuflan su diario proceder de sonámbulo andar y autómata sentir, ubicando los restos de aquellas ilusiones que jamás se rinden en los nocturnos sueños que desertan de la realidad.

Suele pasar, pero, que los huecos que en los habitáculos de nuestro existir se producen son tapados a menudo sin que nosotros lo programemos. Las ilusiones perdidas tienden a generar nuevos sueños y los desamores crueles suelen engendrar nuevos amores.


domingo, 4 de marzo de 2012

Nadie como tu

Sólo tú te has ganado mi alma y un lugar en lo más profundo de mi corazón, sé que tu amor lo puede todo, las noches estrelladas, las melodías más bellas, las palabras, las fantasías, todo me parece poco, porque tú me llenas. Eres mi sueño cumplido, el amor perfecto, sin ataduras. Eres la respuesta a mis preguntas la razón de mi vivir. De soñar, de llorar, de reír, de amar, cantar, de escribir… Le agradezco a Dios que te haya puesto en mi camino, quisiera gritar desde lo más alto de una montaña que ¡te amo! Y que se escuchara el eco por todos los cielos…

Porque tú siempre estás en mis pensamientos, en mi corazón, en mis sentimientos en el sol, la lluvia, en cada lágrima, tú eres mi felicidad, mi todo. Porque desde aquel día en que te vi por vez primera mi vida cambio por completo. Sólo le pido a Dios que perdure este amor más allá de los años, del tiempo, de la muerte, para estar a tu lado ¡siempre! Con todo mi amor...

Es sumamente difícil estar separados de esta forma, siento que es demasiado ¡para mí! Trato de mantener una relación firme basada en el amor... Aún cuando estemos lejos... Diariamente me digo "falta un día menos” para volver a ver tu rostro adorado, escucharé tu voz, y sentir tus caricias, pero ese mañana aún no llega, y aún seguimos separados... Este dolor siento que me carcome el alma, aunque sé que debo ser fuerte en este momento siento que no puedo más... Mis lágrimas no me dejan ni respirar, y siento que me ahogo, me haces tanta falta...

Jamás imaginé que estaríamos separados de esta forma, lo único que me alimenta y me mantiene erguida, es saber que nuestro amor nos mantiene unidos... Sé que cuando me llamas, te haces el fuerte, y con tu voz quebrada me dices que no ves el momento de tenerme entre tus brazos; que me extrañas... Y que no puedes más... Entonces, no sé dé donde saco fuerza, y te pido que te calmes, que hoy falta un día menos para volvernos a ver, que todo estará bien... Aunque mis lágrimas no dejan de rodar por mis mejillas, al colgar el teléfono, tomo tu camisa, el abrazo fuerte, pues aún tiene tu aroma, y te siento tan cerca de mí...

Leo una y otra vez la carta que me escribiste antes de que partieras, en donde me dices que siempre estoy en tu pensamiento, que me amas, y que desde ese momento ya me extrañas, y ya está toda arrugada, y llena de lágrimas como si tuviera años, y sólo tenemos dos mese separados... Sólo espero que pasen los días pronto, para volverte a ver... Siempre tuya...

lunes, 27 de febrero de 2012

Fєιcιđαđ


He escuchado más de una vez, aquella frase de Buscaglia: "qué sponsor la muerte!".
Últimamente se me ha ocurrido otra, (que no tiene nada que ver, pero mi cabeza tiene un don para ligar lo inligable), que dice algo así: "qué buena musa la tristeza!".

Y es que cuando uno está en ese estado, se le ocurren las mejores prosas, los más sensibles cuentos, los versos más tristes esta noche, etc.
Será por eso que la tristeza, muchas veces, pasa a ser un vicio.
Cuanto más triste, más conectado uno se siente consigo mismo. Las cosas se ven en tonos pastel, abundan el gris y el sepia. Las canciones melódicas tienden a ajustarse todas a ese sentimiento. Las frases de los estribillos nos describen, las colgamos en el muro, las ponemos de nick.
Encontramos consuelo en libros y películas sentimentaloides.

Los amigos se aparecen como más cercanos y valoramos cada abrazo. Somos capaces de llorar con un atardecer y conmovernos con las gotitas de lluvia que se cuelgan en la ventana.
Cada suceso es digno de reflexión, análisis, vino y pistachos.
Pero cuando uno está feliz...
Ahí es otra historia.
Y en lo personal estoy muy feliz estos días. Estos meses, más digo.
Y no me inspiro, lo siento mucho. No logro escribir un maldito renglón. Es más, ni siquiera lo intento!
Me recomiendan canciones melancólicas, que escucho con el labio fruncido, como pensando "qué bajón, déjate de embromar". Me pasan películas románticas que borro al instante, porque ni pienso amargarme con boludeces.
Ingrata, bien que antes devorabas libros, poemas, tangos y películas de cinemateca.
Es que la empatía hacia lo triste y nostálgico se me ha bloqueado absolutamente.

Pero tiene sus otros síntomas, claro: abro la ventana con una sonrisa, me preparo el café riendo, camino por la calle erguida y luminosa. Todo se ve en tonos cálidos. Hasta la lluvia, el frío y los sabañones me resultan hermosos.

De momento elijo seguir feliz, aunque sea a costas de este blog.
Además, por un tema de pura estadística y equilibrio mundial, es posible que en poco tiempo vuelva a ese estado donde escribir blogs y comer chocolate se vuelve indispensable.

miércoles, 22 de febrero de 2012

Lσ Hαяé


Siento que debo abrir ya la puerta de mis sentimientos y escribir. Tengo que sacar todo lo que tengo adentro y escribir.

Dejaré que las palabras broten y no me voy a preocupar ni de las faltas ni de la estética de aquello que resulte, porque estoy convencida de que si consigo usar la tinta de mis verdaderas emociones, las letras se unirán con los acordes de mi esencia y solo podrán componer bellas canciones. Buscaré una estrella que me proteja y aprenderé a hablar con ella. Descubriré de nuevo la belleza del cielo y de la Tierra y abriré mis sentidos para poder percibir otra vez aquellos olores, aquellos sonidos, aquellas caricias que algún día me emocionaron. Buscaré una música, una melodía que sepa acunar mi alma, que consiga despertar mis anhelos y la escucharé tantas veces como sea necesario, como quiera... La haré mía y utilizaré sus notas, su hermandad, para levantarme la moral.

Aprenderé a mirarme en los ojos de mis hijos y podré comprobar, seguro, que en verdad soy aquella maravillosa mujer que siempre quise ser. Contemplaré entusiasmada cada día la excelencia de mis frutos y descubriré cuan importante y grandiosa llego a ser.

Debo volver a buscarme en el espejo mirándome directamente a los ojos. En ellos debe aparecer la magia que me hace única y preciosa: mis recuerdos, mi dulzura, mi fuerza interior, mis sueños y mis ansias de amar y ser amada, mi inseguridad y mi inocencia, mi particular sensibilidad... Soy especial y ello me hace hermosa, muy hermosa... Mis cabellos, mi piel, mi rostro, mi espalda... todo mi cuerpo, incluidas aquellas imperfecciones que la moda de turno me obligó a detestar, todo es una prolongación de esa encantadora persona que seguro se esconde en mí. La recuperaré y, no voy a dudarlo, para mí y para todos aquellos que me conozcan y me quieran volveré a ser bella, muy bella.

Lucharé sin rendirme nunca para recuperar todos aquellos equilibrios que mi familia requiere. Para mis hijos eso va a ser esencial, pues todo aquello de bueno que hoy pueda darles compondrá una gran parte del equipaje que el día de mañana contribuirá a marcar su destino.

No voy a negarme más la rabia, no disfrazaré mis rencores de mentiras. Aceptaré mis inquietudes, mis miedos, mis pesadillas, y voy a combatirlos con todas mis fuerzas para cambiar su sentido, para perdonar las causas y para olvidar las consecuencias... Buscaré en mi interior y recuperaré aquel encanto que me enamoró de mi hombre. Hablaré con él, dialogaré tantas veces como sea preciso. Le explicaré que en el amor nadie puede vivir de renta y que en una pareja deben implicarse siempre los dos. Le recordaré que si descuidamos un jardín, si entre todos dejamos de regarlo y abonarlo, las plantas irán dejando de florecer y el verde ya no será tan verde, y los colores irán volviéndose grises avisándonos de su pronta desaparición.

No puedo esperar al terrible ultimátum, no puedo dejar que se siga apropiando de mí la sensación del “ya no puedo más”, ya que entonces quizás descubra que no existe vía de retorno. Debo aceptar que ya aprendí a ceder e iniciar el aprendizaje de la exigencia sin miedo, porque si lo hago a la vez con paso firme y dulce, a la vez con actitud tierna y enérgica, a la vez con amor y con orgullo, mi voz quizás volverá a ser escuchada y nuestra unión podría recuperar la confiada esperanza, y nuestro caminar podría conseguir lo que empieza a ser ya un urgente reto: coordinar su paso con el extraordinario ritmo que marcan dos corazones cuando logran unir sus latidos.
Lo intentaré, lucharé, me implicaré y pondré de mi parte todo lo que hay que poner para solucionar esa vida que tanto me inquieta. Si lo consigo seguro que habrá valido la pena. Si fracaso deberé empezar a pensar en rendirme y en buscar la paz en la rotura. Si llega el temido caso, nadie, ni yo misma, podrá echarme en cara que no perseveré en el intento de salvar mi matrimonio y mi actual vida...

domingo, 12 de febrero de 2012

ιđα


Se habla mucho de los peligros del Internet, pero cuando se vive en carne propia te das cuenta de la influencia tan grande que puede tener en tu vida el ciberespacio.

Ayer un amigo muy querido me contaba de una relación que inicio por chat con una chica cuya vida lo tiene movido emocionalmente, pues es lo mas trágico que he visto en mi vida. Una película se queda corta al lado de la vida de esta chica.

Son increíbles las situaciones trágicas en su vida, tanto, que me cuesta creer que sea verdad. En fin, haré un breve resumen de esta historia dramática…

La chica a la edad de 17 años fue comprometida por sus padres con un joven adinerado, quien luego de la boda se supo que era gay, jamás la tocó, nunca tuvieron sexo, él ponía mil razones hasta que ella lo encontró con su amante. Él se violentó, la maltrató y ella lo mató de un disparo. La familia del chico, una familia poderosa, la encarcelo, donde su abogado inepto no pudo defenderla adecuadamente, se tergiverso la historia quedando ella como la culpable de todo y sentenciada a 30 años de prisión. Cuando cumplió 10 años de presidio se descubrió la verdad por la confesión del amante de su marido fallecido quien tenia SIDA, gracias a esto consiguió un indulto y salió de la cárcel. Hizo una carrera universitaria, consiguió un buen empleo de alta jerarquía, se dedico a hacer obras de caridad y cuando la vida parecía empezar a sonreírle le detectan un tumor inoperable, la desahucian y está ahora al borde de la muerte. Su único contacto con el mundo es por Internet.
Así conoce a mi amigo y su historia lo conmueve hasta los huesos. El decide demostrarle que no toda la gente es malvada y le ofrece su amistad incondicional. El le hace compañía a diario a través del Chat, de webcam, vía teléfono.... y como era de suponer, la chica llena de conflictos mentales y soledad se enamora o dice estarlo. El está confundido... no se hasta donde estaría dispuesto a llegar por su altruismo. Anoche recibo una llamada de mi amigo a las 1.45 de la madrugada para decirme que vió a la chica intentar suicidarse frente a la cámara. Podrán imaginar el estado de mi amigo, su impotencia, su impresión, su no saber que hacer.... situación terrible... vió a su amiga clavarse un puñal en el pecho, vio brotar la sangre y la vio caer en el suelo de la habitación. Logra enterarse horas después por la señora que vive con ella que no murió, está hospitalizada solamente. Ahora en la mente de mi amigo se crean compromisos morales, como dejarla sola ahora después de haber compartido con ella una situación así, después de haber sido casi su cómplice en su intento de huida.
¿Es creíble esto? Es posible que alguien pueda vivir con tantas cargas sobre sus hombros y que cuando al fin consigue un rayito de luz, aunque sepa q solo podrá disfrutarlo por poco tiempo, prefiera dejarlo ir? o peor aun... dejarse ir.
Sin duda que... siendo cierto o falso.... es para pensar y agradecer por la vida que tengo. Porque mas allá de los conflictos, las dificultades, los tropiezos, los errores, las lagrimas, las frustraciones y decepciones...... jamás se compararía con una vida así. Me siento en la cima del cielo al hacer la comparación.

lunes, 6 de febrero de 2012

ЄAвσятσ

Es una noche callada, hace frió. Estoy más sola que nunca...

Yo llena de miedo, susurrando le pedía al cielo que no me castigara así, no ahora, no hoy. No con una responsabilidad de esa magnitud, no con algo que no estaba en mis planes...

En silencio imaginaba como sería. Perder poco a poco mi vida, para cuidar de otra que solo dependería de mí 

Esa imagen en mi cabeza era horrible. No podía permitirlo, era desesperante ver como mis planes de vida se desvanecían... Y en mis manos tenía la prueba positiva de una estupidez que lamentaría toda mí mediocre vida. Contigo, la mediocre vida que te arrastraría a vivir...

¿Dónde quedaría yo si te tengo conmigo? ¿Dónde terminaremos si ni con mi vida puedo, que haría con la tuya en mis manos?

Quería correr sin rumbo, gritar y tirarme al suelo. Tener el valor de poder deshacerme de éste ser que empezaba a formarse, no tenía que desperdiciar el tiempo pensando en que hacer, la decisión estaba tomada.


No hay otra salida... No puedo tenerlo, no podríamos sobrevivir, no puedo cuidar de él...


Sé que después de esto, mi dolor será muy grande, tanto que no me dejará vivir... Al menos no como antes, pero es mejor vivirlo y sentirlo yo, que hacértelo pagar a ti. Tú que no tienes la culpa de nada...

Puede sonar egoísta de mi parte, pero a pesar de negarte la vida, justo eso, es el mejor regalo que te daría....

Perdón... por no luchar contigo... Perdón por no luchar por ti...

El dolor físico que me están causando al arrancarte de mí, no se compara con nada, es una experiencia desgarradora, sentir como te retiran parte por parte... Contigo se fue un pedazo de mí, y aunque sé que nunca podré ver tus manitas, ni conocer tu carita, fue la mejor desición que pude tomar.


Donde quiera que estés seguremente odiaras mí decisión y aborrecerás por lo que hice... El recuerdo de tu vida en la mía siempre será el castigo de todos los errores cometidos y las malas decisiones que siempre tomé...


Sé que es innecesario pedirte perdón, tras el acto tan inhumano que cometí, no puedo estar tranquila, necesito desahogarme... 


Perdón... Perdón hijo mió, tu madre te recordara todos los días de su patética vida.


Una culpa enorme será mi castigo... 


Asesine un ángel...

domingo, 29 de enero de 2012

Rεcuεяđos

Todavía recuerdo esa fría mañana. Todo era normal, las mismas personas,  el mismo lugar, la misma rutina...

Hasta que, sin esperarlo, recibí una llamada tuya. Debo admitir que me sorprendió... después de tanto tiempo sin saber de ti. Respondí y enseguida me preguntaste sí era posible vernos ese día, yo aún tenía algunos pendientes, así que sugeriste la idea de pasar por mí.

Después de un silencio pausado acepté, sólo con la condición de vernos en aquella plaza que frecuentábamos.

Al terminar de hablar, miles de pensamientos entretejidos rondaban por mi mente. Tus llamadas  insistentes preguntando qué tan cerca estaba, hacían más difícil que pudiese aclarar mis ideas. Seguía preguntándome la razón de tu llamada.

Al finalizar mí largo camino, por fin llegué a la plaza en la cual acordamos vernos y me fui acercando hacia donde me esperabas.

A lo lejos pude percibir tu silueta. Esa manera que tienes de pararte es inconfundible. Ahí estabas, vestido con una camisa a rayas, jeans y el cabello un  poco alborotado.

Tenías la mirada perdida, revisando a cada instante el reloj, y sin que te dieras cuenta, me fui acercando hacia ti.
 

Repentinamente clavaste tu mirada hacia mí, tratando de encontrar algo nuevo, alguna reacción diferente. Caminamos por la plaza e intercambiamos algunas palabras, tratando de ponernos al día.

De pronto, me hiciste una pregunta “¿Por qué no recordamos viejos tiempos?” Una propuesta un tanto seductora de tu parte, una pausa interceptó mi mente y me dejé llevar por el momento.

En esos instantes nuestros pasos nos llevarón hacia el viejo lugar al que en algunas ocasiones acudíamos. Sin esperarlo, tus manos me tomaron por sorpresa, llenándome de caricias, tratando de hacerme recordar aquellos tiempos.

Aunque en esos instantes estuviera contigo, mi mente se encontraba  distante, en otro sitio. En otro lugar. Una extraña sensación me invadió, no podía captar ni hacer caso a las caricias y  estímulos que de recibía, algo era diferente.

Sentía cómo tu respiración iba cambiando, cómo tus manos se apoderaban de mi cuerpo, cómo intentabas despojarme de la ropa. En ese momento sentí la enorme necesidad de respirar. Después de ese desenfreno, cerré los ojos y con un brusco  movimiento te aparté de mí.

La sensación era realmente extraña. Por un lado, tú queriendo seducirme y yo, por otro, tan fría como un iceberg.

Intimidada por tu mirada te dije que no confundieras las cosas, que no necesitábamos recordar nada de lo que había pasado antes. Al menos yo no lo necesitaba.

Te quedaste sin habla y mirándome como nunca lo habías hecho. Me preguntaste mil veces el porqué. Sin decir más, tomé mis cosas y salí de la habitación. No tardaste mucho en darme alcance y pidiéndome te esperara; querías llevarme a mi casa. No dije nada y seguí caminando rumbo a las escaleras.

Me sujetaste del brazo e intentaste besarme, pero no dejé que sucediera. Te detuve y me marche. Te quedaste allí parado... y con la mirada, acompañaste mis pasos.